sábado, 15 de marzo de 2025

La reina de las iglesias

Existe en Salamanca un humilde templo románico que da sopas con honda al hermosísimo Gótico, al pretencioso Renacimiento y, desde luego, al ridículo Barroco. Hablamos, sin duda, de la iglesia de Santo Tomás Cantuariense. 


Acuarela de Paqui González del Castillo.

Os recordamos que la expresión “sopas con honda” se refiere a la pericia que tiene alguien a la hora de lanzar una piedra con una honda y acertar de pleno. Nada que ver con la sopa de fideos ni con las ondas sobre el agua, sino con la historia de David y Goliat y con los cantos rodados, también conocidos como sopas.


A algunos les gustaría que esta sencilla construcción fuera un simple decorado, como decoración dicen que es la heráldica que luce desde hace casi ochocientos años la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara, que, por cierto, está a tiro de piedra de la iglesia.


Pero la chova piquirroja, ave asociada de forma legendaria al santo de Canterbury, nos anuncia que ahí hay algo más que decoración, sobre todo porque ésta está íntimamente enlazada con el castillo, emblema del rey Alfonso VIII de Castilla.


Un búho sabio nos advierte de que esta iglesia no fue construida en 1175 por dos hermanos supuestamente ingleses, sino en los albores del siglo XIII, en un tiempo en el que una infanta castellana era reina consorte de León.


Berenguela se llamaba y la Grande la llamaron. Casualidad de las casualidades, fue ella la que introdujo en este reino el culto al santo inglés y la que amparó a las Damianitas, que con el tiempo serían conocidas como las Clarisas. 


Ilustración de José Luis García Morán para la exposición "Alba Medieval, una historia de leones y castillos".

En el interior del templo el cielo es una bóveda de estilo Plantagenet. Otra casualidad, ya que Berenguela era hija de Alfonso VIII y Leonor Plantagenet y, además, esta variante de la arquitectura gótica clásica nació en los dominios de su abuela Leonor de Aquitania.


Bóvedas de este estilo también las hay en la Catedral Vieja de Salamanca, edificio en plena construcción cuando Berenguela fue tenente de la ciudad del Tormes. Y qué decir de esa Torre del Gallo, que tanto recuerda a los campanarios aquitanos del Poitou de la abuela Leonor.



Cuatro caras nos miran enfadas, no les ha gustado que nos hayamos ido por las ramas. Quieren que volvamos a la esencia del asunto: la reina, el santo y la iglesia. Dice el reverendo Legidos que puede que sean la tierra, el agua, el aire y el fuego y, por encima de ellas, el éter.





En el ábside principal por fin nos encontramos con santo Tomás de Canterbury, el que fuera gran amigo del rey Enrique II de Inglaterra, el abuelo materno de Berenguela. Sobre el ropaje del arzobispo creemos ver unas aves negras en vuelo…


Un bello capitel con el clásico motivo del caballero cristiano en un lance con un musulmán nos recuerda que la abuela materna de Berenguela, Leonor de Aquitania, y su tío Ricardo Corazón de León participaron en la Cruzadas.


Aunque para caballero cristiano su padre, Alfonso VIII de Castilla, vencedor en las Navas de Tolosa. Y su esposo, Alfonso IX de León, conquistador de Cáceres, Mérida y Badajoz. Y su hijo Fernando III de Castilla y de León, que tomaría Córdoba y Sevilla.


Y, nada, nos vamos ya, que esto se ha alargado demasiado, no queremos quedarnos atrapados para siempre en esta entrada, como le ocurrió a este pobre personaje, que lleva así siglos en la iglesia de Santo Tomás Cantuariense de Salamanca.

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