sábado, 19 de octubre de 2024

Un catalán mandante en Salamanca

El Cantar de la conquista de Almería es un poema épico escrito en latín medieval que sirve de colofón a la Chronica Adefonsi imperatoris, un relato de los hechos acaecidos durante el reinado de Alfonso VII de León, que se desarrolló entre los años 1126 y 1157. En él se narra la victoriosa campaña militar del año 1147, que culminó con la conquista del estratégico puerto de esa ciudad. El poema ha llegado hasta nosotros inacabado, concluído de forma abrupta antes de la narración del sitio de Almería. De las trescientas ochenta y cinco líneas y media que se conocen del mismo, doscientas noventa y tres consisten en la clásica enumeración de los guerreros o dénombrement épique propia de la poesía épica. Entre esos guerreros despunta el "conde Ponce", del que se dice lo siguiente: 

Esta mesnada la dirige el conde Ponce, noble lanza. Él era la fuerza de Sansón, la espada de Gedeón; era igual a Jonatás, ilustre como Josué; era jefe de su pueblo como el valientísimo Héctor. Generoso y veraz como el invencible Ayax, no cede ante nadie, nunca retrocede en el combate, no vuelve la espalda, él nunca huye hacia la retaguardia, olvidado de la mujer y del amor cuando lucha: desprecia los besos mientras se desarrolla el combate, desprecia la mesa, goza más mientras hiere con la espada. Cuando blande la lanza, el malvado pueblo se abate exhausto. Nunca soporta de mala gana el ardor de la batalla. Su diestra hiere con fuerza, su voz resuena, el enemigo es derribado. Cuando da consejos, posee la sabiduría de Salomón. Cambia las espadas por las horcas y, mientras cuenta los meses, él mismo prepara las comidas, reparte sus propios vinos a los caballeros cansados, mientras se quita el rudo casco. Es el azote de los moros, testigo fue Almería más tarde. Este gran señor Ponce prefiere más ser desterrado que en tiempo de guerra dejar de blandir la espada. Por tal servicio agrada siempre al emperador: se enriquece con el favor del rey por las guerras victoriosas y domina todos los reinos con supremo valor.


Alfonso VII, el emperador de León, según una miniatura del manuscrito ilustrado Compendio de crónicas de reyes.

Un hombre valiente, sin duda, con el que nos hemos vuelto a encontrar en un documento del Archivo Catedralicio de Salamanca fechado el 4 de agosto de 1144. Por medio de dicho diploma el emperador Alfonso VII, junto a su mujer Berenguela y sus hijos Sancho, Fernando y García, concede el diezmo de todas las rentas reales de Alba de Tormes al obispo de Salamanca, don Berengario, siendo uno de los rubricantes del mismo un tal Poncius de Cabreira comes, que es, sin duda, el "conde Ponce" del Poema de Almería, del que además sabemos que comandó la hueste salmantina en esa campaña. En documentos del mismo archivo fechados en 1148, 1149, 1152, y 1154 el comes Poncius aparece como maiordomus imperatoris, un cargo que suponía ser el jefe de la casa del rey y que solamente podía ser desempeñado por miembros de la alta nobleza.

En otros documentos fechados en 1156, 1161 y 1163, el vizconde Ponce Giraldo de Cabrera o Ponç Guerau de Cabrera en catalán, que era el nombre completo del comes Poncius, aparece como "mandante en Salamanca", es decir, como tenente de la ciudad, lo que en el siglo XII significaba que era el gobernante y administrador de la misma, aunque siempre bajo la potestad del monarca. No obstante, el medievalista Julio González pensaba que Ponce Giraldo de Cabrera había recibido la tenencia de la capital del Tormes por lo menos desde 1137, lo que convertiría a este rico hombre catalán en el mandamás por estos lares durante casi treinta años del siglo XII. 

De Ponce Giraldo de Cabrera (1105–1162), vizconde de Àger (Lérida) y de Gerona, sabemos, entre otras muchas cosas, que fue un noble catalán que llegó al reino de León como miembro del séquito que acompañó a Berenguela de Barcelona, hija del conde Ramón Berenguer III, para su boda con el rey Alfonso VII de León en 1128 y que alcanzó grandes cotas de poder, convirtiéndose en mayordomo mayor del rey Alfonso VII y luego de su hijo Fernando II, siendo el refundador del monasterio de Santa María de Moreruela en Zamora. Y Ponce Giraldo no fue el único catalán que anduvo en aquel tiempo por el reino de León, ya que su cuñado Armengol VI de Urgell, casado con su hermana Arsenda, también fue mayordomo mayor de Alfonso VII y combatiente en la campaña de Almería.

Lo sorprendente es que no solamente conocemos muchos datos de un noble del siglo XII como Ponce Giraldo de Cabrera, sino que además contamos con una imagen del mismo.



Ponce Giraldo es ese personaje situado detrás del rey Alfonso VII blandiendo una espada y luciendo en escudo protoheráldico con una cabra, el emblema parlante de su linaje, que en esas fechas tan tempranas sería todavía simplemente la señal distintiva de su persona en combate. Esta bellísima imagen ilustra un diploma legal fechado en 1150, el conocido como Privilegium Imperatoris, que, como otros documentos y joyas artísticas procedentes de esta tierra, terminaron en poder de la Hispanic Society de Nueva York.


Por medio de este documento el rey Alfonso VII concedió una donación a don Guillermo, abad del monasterio de San Martín de Valdeiglesias.

Ponce Giraldo, que fue conocido como "el príncipe de Zamora", puesto que también fue tenente de esta ciudad, fue enterrado en la catedral zamorana, donde se conserva una estatua y un epitafio suyos, ambos del siglo XV.



Por otro lado, en el monasterio de Santa María de Moreruela (Zamora) todavía se puede ver la señal de los Ponce de Cabera en un nicho, lo que no es extraño, ya que el rey Alfonso VII le entregó dicho cenobio a Ponce Giraldo para que lo reconstruyera, siendo luego usado para enterrar a alguno de sus descendientes o quizá a él mismo antes de que sus restos mortales fueran trasladados a la catedral zamorana.



Volviendo a Salamanca, Ponce Giraldo, que también era mandante en Toro, cedió la iglesia de San Cristóbal, que era de su propiedad, a los repobladores provenientes de esa ciudad zamorana. Y, además, haciendo honor a la magnífica relación que mantenía con los Hospitalarios de San Juan, cedió los terrenos para la construcción de la de de San Juan de Bárbalos a dicha Orden.


Iglesia de San Juan de Bárbalos en Salamanca.


Iglesia de San Cristóbal en Salamanca.

Como ya hemos dicho, esto no es todo lo que sabemos de este noble catalán que fue mandante en Salamanca, hay mucho más, pero para eso hay que leerse el magnífico estudio de Fernández-Xesta y Vázquez, Ernesto (1991). 

Un magnate catalán en la corte de Alfonso VII: Comes Poncius de Cabreira, Princeps Çemore. Madrid: Prensa y Ediciones Iberoamericanas.

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