domingo, 25 de agosto de 2024

¿San Francisco de Asís en Ciudad Rodrigo?

Es creencia extendida que Francisco de Asís, canonizado en 1228, dos años después de su muerte, pasó varias semanas del 1214 en Ciudad Rodrigo, haciendo un alto en dicha localidad del reino de León antes de reemprender su peregrinación a Santiago de Compostela. Sin documentación alguna que confirme tal hecho, el origen de esta historia, probablemente legendaria, puede estar en la reiterada representación de un fraile con todo el aspecto de franciscano en la catedral mirobrigense, que precisamente estaba en plena construcción en el año en el que supuestamente el italiano pasó por allí, según la tradición causando tan honda impresión entre las gentes de la ciudad y haciendo tan grandes milagros, que no pudieron por menos los mirobrigenses que homenajearle con su figura esculpida en lugares destacados del nuevo templo. Además, para reafirmar el carácter franciscano de Ciudad Rodrigo se alega que en la localidad se fundaron un convento de franciscanos, otro de clarisas y uno de la Venerable Orden Tercera, aunque este hecho no significa gran cosa, ya que se daba también en otras ciudades de los reinos de León y de Castilla.


Representación de san Francisco de Asís en un fresco de la basílica de Asís. Se cree que es la imagen más fiel del santo italiano.


Escultura de san Francisco de Asís en la bóveda más cercana al crucero de la catedral de Ciudad Rodrigo.


Posible representación de san Francisco de Asís en una de las cabezas esculpidas sobre la puerta de Amayuelas de la catedral de Ciudad Rodrigo. 

No podemos negar rotundamente que Francisco de Asís pasara por Ciudad Rodrigo en 1214, sí se da por hecho que estuvo en Tierra Santa en 1219, pero resulta raro que hiciera el Camino de Santiago viniendo desde el sur de la península ibérica, atravesando tierras bajo control de los musulmanes. Lo suyo es que hubiera cruzado los Pirineos o desembarcado en Barcelona para luego tomar el camino del norte, pasando por Burgos para visitar a los reyes de Castilla, Alfonso VIII y Leonor Plantagenet, aunque éstos fallecieron ese mismo año de 1214, y por León para hacer lo propio con Alfonso IX, situaciones ambas de las que no tenemos noticia. Por otro lado, no parece razonable que se colocara una o varias esculturas del santo italiano en una catedral antes de su canonización en 1228, no importa lo venerado que fuera en vida o los supuestos milagros que realizara en los lugares por los que pasaba.


San Francisco de Asís predicando a las aves en uno de los capiteles del pórtico del Perdón de la catedral de Ciudad Rodrigo.


La visisón seráfica de san Francisco en uno de los capiteles del pórtico del Perdón de la catedral de Ciudad Rodrigo.

Lo que sí sabemos con certeza es que el fraile franciscano Juan Parente visitó las cortes de Burgos y de León en el año 1217, siendo rey de Castilla Fernando III, y que uno de los primeros miembros de las monarquías castellana y leonesa que impulsó la implantación de las órdenes mendicantes, franciscana y dominica, fue su madre, Berenguela la Grande, reina consorte de León entre 1197 y 1204, reina correinante de Castilla desde 1217 y reina correinante de León desde 1230 hasta el año de su muerte, acaecida en 1246. Esto nos lo cuenta la profesora María del Mar Graña Cid en un interesantísimo artículo titulado "Berenguela I y Fernando III, promotores de las órdenes mendicantes en Castilla", en el que además afirma "Que esta reina intervino en el inicial establecimiento franciscano en Castilla es indiscutible y está documentado. El problema es datar sus acciones".

Por lo tanto, si aplicamos el principio atribuido precisamente al fraile franciscano Guillermo de Ockham, que propugna que en igualdad de condiciones la explicación más sencilla suele ser la más probable, el hecho de que san Francisco de Asís esté profusamente representado en la catedral de Ciudad Rodrigo, cuya construcción estaba en pleno auge en el primer tercio del siglo XIII, seguramente tiene más que ver con el apoyo dado por la reina Berenguela y su hijo el rey Fernando III al franciscanismo que con una hipotética estancia del santo italiano en la ciudad. De hecho, cabe recordar que dicho monarca castellano pidió que se le enterrase con el hábito de la Venerable Orden Tercera, al igual que lo hizo su primo carnal Luis IX de Francia, hijo de Blanca de Castilla. Todo parece indicar que el amparo le vino a los Franciscanos más por la parte de la corte de Castilla que por la de León, teniendo en cuenta que a partir del año 1230 ambos reinos tuvieron un único monarca, precisamente Fernando III, que reinó bajo la alargada sombra de su madre. Y si no fueron madre e hijo los promotores de que la figura de san Francisco de Asís fuera tan emblemática de la catedral y la diócesis de Ciudad Rodrigo, entonces lo sería su heredero, el rey Alfonso X de Castilla y de León, que en 1284 estableció que el monasterio de San Francisco fuera el custodio de los bienes del obispo mirobrigense mientras su cátedra permaneciera vacante. A mayores, a finales del siglo XIII la diócesis contó con un obispo franciscano, don Sancho, así que puede que fuera él mismo el que diseñara el programa iconográfico franciscano para la catedral, lo que nos llevaría a pensar que las esculturas del santo de Asís y las que las acompañan se hicieron rondando más bien el año 1300, una fecha muy tardía para lo que se ha venido considerando tradicionalmente.  Esto último es lo que propone la catedrática de Historia del Arte de la USAL, Lucía Lahoz, en un artículo titulado "Sobre galerías, portadas e imágenes. La escultura monumental en la catedral de Ciudad Rodrigo".

Ahora cabe preguntarnos quiénes son el rey y la reina representados en la bóveda más cercana al crucero y en el friso de la puerta de las Cadenas de la catedral de Ciudad Rodrigo, en ambos casos acompañados de un fraile al que se identifica con san Francisco de Asís. Distintos expertos coinciden en afirmar que el rey y la reina de la bóveda son Fernando II de León, bisabuelo paterno de Alfonso X bajo cuyo reinado entre 1157 y 1188 Ciudad Rodrigo se convirtio en sede episcopal y se comenzó la construcción de templo catedralicio y su primera esposa, Urraca de Portugal, aunque no podemos tener certeza alguna al respecto.


Supuesta representación de Fernando II de León


Supuesta representación de Urraca de Portugal, primera esposa de Fernando II de León.


San Francisco de Asís en una de las bóvedas de la catedral de Ciudad Rodrigo. 

Por lo que se refiere a los monarcas que adornan la puerta de las Cadenas, se ha solido afirmar que el rey es Alfonso IX de León, hijo del matrimonio supuestamente representado en el interior, y que la reina podría ser su primera esposa, Teresa de Portugal, con la que estuvo casado entre 1191 y 1196, aunque, de ser el monarca Alfonso IX, parece mucho más probable que se trate de su segunda esposa, Berenguela de Castilla, dado que ella fue la gran impulsora del franciscanismo en los reinos de Castilla y de León, siendo el heredero de ambos, Fernando III, el que siguió la estela de su madre al respecto del amparo prestado a los Franciscanos y a las Clarisas, lo que, como ya hemos dicho anteriormente, tendría continuidad durante el reinado de su hijo Alfonso X.


Posible representación de Berenguela de León y de Castilla y su esposo Alfonso IX de León en el friso de la Puerta de las Cadenas de la catedral de Ciudad Rodrigo. 


Alfonso IX de León y su esposa Berenguela de Castilla en el Tumbo de Toxos Outos. 


Supuesta representación de san Francisco de Asís entre personajes del Antiguo Testamento.


Castillo y chova piquirroja, emblemas de los padres de la reina Berenguela, Alfonso VIII de Castilla y Leonor Plantagenet, en la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca, otro ejemplo del apoyo de la reina de León y de Castilla al franciscanismo, en este caso concreto al femenino, en territorio salmantino.

domingo, 18 de agosto de 2024

El torreón de Santibáñez de Béjar

No parece que importe gran cosa a día de hoy, salvo a la buena de nuestra amiga Luisi, pero el torreón de Santibáñez de Béjar, conservado de momento milagrosamente, es una prueba de cómo a principios del siglo XIII el reino de León quedó totalmente encajonado entre Castilla y Portugal, los condados vasallos del rey leonés que se convirtieron definitivamente en reinos independientes en el siglo XII. Alfonso Fernández de León (IX le dicen) vio como sus dominios adquirían forma de embudo, con Asturias y Galicia en la parte ancha y estrechándose hasta su extremo sur por las tierras de León, Zamora y Salamanca, territorio éste último que se convertiría en la punta de lanza del reino leonés. El caso es que en aquel tiempo las poblaciones de Santibáñez de Béjar, Béjar y Plasencia pertenecían al monarca castellano, su primo Alfonso Sánchez (VIII le dicen), por lo que al rey leonés sólo le cabía expandir su reino por un estrecho corredor que se iniciaba en Ciudad Rodrigo, lo que hizo conquistando Cáceres en 1229 y Mérida y Badajoz en 1230, el mismo año de su muerte. Supongo que le dejaron hacer, ya que por entonces su exesposa, la reina Berenguela, hija de Alfonso VIII, estaba segura de que el hijo de ambos, Fernando III de Castilla desde 1217, terminaría heredando también el reino de León, tal y como sucedió finalmente, consiguiendo así los castellanos hacerse con el control de las taifas occidentales de Al-Ándalus, Sevilla incluída, que se rindió en 1248.

Es por esto de la pugna en las tierras fronterizas entre los dos reinos por lo que en la actual provincia de Salamanca contamos con una sierra de los castellanos, la de Béjar, y otra de los leoneses, la de Francia, y de ahí las diferencias. 



Así pues, los dos torreones que se levantaron en Santibáñez de Béjar, uno ya está perdido, fueron construcciones defensivas de frontera, y quizá ya estuvieran ahí antes de las guerras fronterizas entre León y Castilla, vigilando el límite entre el mundo de los crisitianos y el de los musulmanes. 

Pasado el tiempo y con los dos reinos bajo el mando de un único rey desde el año 1230, el torreón de Santibáñez fue protagonista en la guerra de sucesión castellana (1475-1479) que se libró entre Isabel I y su sobrina Juana, depectivamente apodada "la Beltraneja", ya que parte de la nobleza no creía que fuera hija del rey Enrique IV, sino de su amigo Beltrán de la Cueva y de la reina Juana. Durante dicho conflicto bélico había también un torreón en la vecina localidad de Guijo de Ávila, pero éste terminó demolido por haber sido guarnición de tropas partidarias de Juana. En cambio, los de Santibáñez se mantuvieron por haber sido empleados por las huestes de Isabel, proclamada reina de Castilla y de León en 1474 y vencedora en esta guerra. 



La torre terminó siendo propiedad del marqués de la localidad vallisoletana de Fuente el Sol, título nobiliario creado el 21 de julio de 1642 por el rey Felipe IV en favor de Juan Bautista de Bracamonte Dávila y Zapata.



A pesar de que el torreón está declarado como Bien de Interés Cultural por el Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español, éste se encuentra en estado de abandono y ruina progresiva, con riesgo de nuevos derrumbes, así que algo habrá que hacer para evitarlos y para que el pueblo de Santibañez y sus visitantes puedan gozar del mismo, del espacio que le circunda y del conocimiento de la historia de la localidad, frente a la que se alza el impresionante, por tantas razones, cerro del Berrueco.

Los sepulcros de la iglesia de Sancti Spiritus

Alfonso IX de León, con su reino constreñido entre los de Portugal y Castilla, territorios ambos desgajados del solar leonés en el siglo XII...